A propósito del taller Feminismos y Radicalidades Democráticas. Resumen

Congreso de Economía Feminista de Vic. 4 de julio de 2015

(aquí el resumen en pdf)

El objetivo del taller es compartir experiencias y situaciones diversas, en diferentes municipios, desde diferentes perspectivas y activismos, y desde dentro, desde fuera y desde más allá de las instituciones.

Planteamiento

Vivimos un tiempo en el que están sucediendo procesos interesantes. Los feminismos están presentes en muchos movimientos sociales y espacios de “regeneración política” y “confluencia”. Estamos en programas, manifiestos. Pero cuando llega la hora de la verdad: ¿cómo hacemos para conseguir cambios reales y profundos, esos cambios necesarios para erradicar el patriarcado, sobretodo si tenemos en cuenta que el patriarcado no es algo fijo y externo a nosotras, sino que lo impregna todo, incluidas a nosotras?

Proponemos descentrarnos, hablar buscando el propio centro, lejos de lo esperable o del pensamiento normativo. Intentemos salir de los lugares comunes para llegar a sitios diferentes.

Así pues, ¿cómo hacemos cambios reales desde los feminismos, en nuestros pueblos y ciudades? (qué haríamos si pudiéramos…).

Proponemos avanzar la reflexión desde tres preguntas:

  • qué es hacer política desde los feminismos

  • como se lleva a la práctica la cuidadanía*

  • y ver desde donde hablamos / actuamos.

El desarrollo del taller

Para romper el hielo, empezamos el taller con una lluvia de ideas sobre qué quiere decir hacer política desde los feminismos. Recogemos lo que se expresó, que fue mucho, en la tabla que encontraréis a continuación.

Lo cierto es que finalmente nos quedamos enganchadas en ésta lluvia de ideas y en todas las voces que fueron expresándose:

¿Qué es hacer política desde los feminismos?

Estrategia ¿Qué queremos hacer? Objetivos.

Dificultades / necesidades

Hacer política desde el feminismo significa muchas cosas: es necesario que nos las hablemos y las pongamos en común.

También es importante reconocer que es una política en permanente construcción y contagio. No tenemos recetas.

A partir de aquí, decimos:

La política de las mujeres es la política (o de las mujeres, lesbianas y trans).

Cambiar lo simbólico, y llevarlo al cuerpo.

Política de la relación

Política en primera persona

Política que se hace cargo de la vida y conecta la micropolítica con las instituciones

Integra la diversidad y cuestiona el sujeto político.

Política lenta, integral y de largo plazo

La política que intenta despatriarcar.

Es política del día a día, de lo cotidiano. Y en este sentido, poniendo en el centro la vida, es anticapitalista.

Es la política que más capacidad tiene de globalizar a las personas.

Política basada en la autoridad, la confianza, el poder de hacer.

Es aquella que da autoridad a «otras» personas, a «otros» cuerpos.

No hay una política feminista, sino muchas.

Generan controversia:

Es todo aquello que hacen las feministas organizadas y autónomas. ¿Y lo que hacemos cuando no estamos organizadas? ¿Y lo que hacen las feministas en las instituciones? ¿O es todo aquello que hacemos las feministas desde la cotidianidad?

Organizar la vida en común desde el reconocimiento de las inequidades.

Desapoderar a las instituciones y apoderarnos individual y colectivamente.

Permear todos los campos de la acción política.

No perseguir un modelo (masculino, androcéntrico, burgués, blanco, de mediana edad… o incluso un modelo determinado de mujer). Más allá de las políticas de igualdad o de género.

Trabajar desde las grietas del sistema: fuera o dentro de las instituciones. Y si estamos dentro, bien apegadas al movimiento feminista, contribuyendo a fortalecerlo y no usurpándolo.

Debemos inventar mecanismos de interlocución para que la historia no se repita.

Debemos trabajar desde el lugar en el que cada una está.

Debemos ser capaces de atender las urgencias que vivimos a partir de propuestas radicales de cambio. Articular lo macro y lo micro.

Redefinir los derechos, para no identificarlos sólo con políticas públicas.

Promover, crear, cada vez más espacios colectivos, comunitarios, autogestionados. Necesitamos redes que sustenten nuestras vidas.

Establecer complicidades entre mujeres, lesbianas y trans, y también con hombres, ahora son posibles, y abren el abanico para que nuestras propuestas sean asumidas y se lleven a cabo.

Tener criterios, luces, guías, más que un catálogo de propuestas. Criterios que nos den herramientas para analizar las situaciones en las que nos encontramos desde una perspectiva feminista.

¿Cómo hacerlo? Haciendo, deshaciendo, equivocándonos… No tenemos respuestas para todo, lo que tenemos son muchos retos que afrontar.

Hay oportunidad, AHORA y AQUÍ, de trascender. Es muy importante el momento que vivimos.

Necesitamos articulación e ir estableciendo sinergias. Tenemos muchas propuestas ya construidas, mucha capacidad (sólo hace falta mirar algunos programas políticos) pero luego ¿qué? Nos falta articularnos. Nuestra dificultad no está en las propuestas, sino en cómo bajarlas a la práctica y conseguir transformaciones reales en todos los cuerpos.

Ser tratadas, o incluso nosotras hacer propuestas, como si fuéramos «un sector» de población. En lugar de eso, debemos ser transversales, y de hecho estamos atomizadas siempre, estamos en todos lados… Es agotador, pero nos caracteriza y quizás sea como debe ser, y es uno de los retos ante la necesidad que muchas expresan de articulación.

Necesitamos una estrategia para definir tiempos, formas.

Tenemos miedo, quizás, a la pérdida de autonomía que puede suponer el diálogo, la interacción y más aún la participación en las instituciones.

¿Cómo hacer convivir la política de las transformaciones profundas y a largo plazo con las urgencias del día a día? Y las urgencias: ¿cuáles son, quién las establece? Por ejemplo, ¿queremos más empleo, o queremos acabar con el empleo asalariado? ¿Debemos generar empleo para acabar con el paro o repartir el existente?

Incapacidad para hacer seguimiento de lo que ocurre, monitorear.

Recordar la importancia de cuidarnos.

No nos olvidemos del dinero y la economía: lo necesitamos para hacer cosas, y a menudo en ese campo estamos muy solas. Necesitamos redes que sustenten nuestras vidas.

Generan controversia:

Una de las dificultades es la usurpación del discurso y propuestas feministas (términos como empoderamiento, por ejemplo), para desvirtuarlas y ser absorbidas por el sistema. En eso hay consenso, pero se manifiesta también que el hecho de que se usurpen propuestas es signo de que existimos, de que somos visibles, de que somos peligrosas. Es un riesgo que hay que correr. Lanzar palabras, prácticas, conceptos, para que la gente se las haga propias, con el riesgo de ser usurpadas y vaciadas de contenido, olvidado su origen y sin reconocimiento de ningún tipo o, incluso, haciéndolo en nombre de las mujeres o el feminismo.

Ante esta afirmación, muchas mujeres insisten en la importancia de estar alertas y denunciar la cooptación del discurso, y de que nos faltan herramientas para poder denunciar dichas prácticas cooptadoras.

*Finalmente, destinamos la práctica totalidad del taller a ésta pregunta, y ya casi al final, aparece un cuestionamiento al concepto CUIDADANIA utilizado en el taller, cosa que daría para un debate interesante que hacemos un poco entre pasillos. Recogemos aquí algunas ideas, a modo de esbozo:

Se plantea que el concepto cuidadanía en Madrid y otros sitios se ha ido abandonando, en tanto que se entiende que centra el debate en los cuidados entendidos en sentido “estrecho”, y el «poner la vida en el centro» o el «sostener la vida» va más allá de los cuidados.

En Catalunya en cambio se continúa usando. ¿Qué decimos? Que lo usamos porque nos parece útil para subvertir el concepto de ciudadanía, así como a modo de golpe en la cara. Provoca reacción en la gente cuando hablas de cuidadanía en lugar de ciudadanía, y seguramente lo usamos más no tanto para poner en el centro los cuidados sino para descentrar la idea ilustrada y moderna de ciudadana (sujeta de derechos y obligaciones, autosuficiente, etc.) y agrietarla poniendo en su lugar la realidad de interdependencia entre las personas y la vida y la necesidad de cuidarla y sostenerla como elemento para otorgar ciudadanía- cuidadanía. En éste sentido, se usa cuidadania más en la línea de cómo sostener la vida en contraposición a un concepto de ciudadanía que de los cuidados en sentido estrecho.

Vemos que puede ser un debate interesante… y que ya quedaremos para hablar. Pero como decimos, este debate no fue en el grupo general. Os lo transmitimos igualmente para poderlo compartir conjuntamente.

2 pensaments sobre “A propósito del taller Feminismos y Radicalidades Democráticas. Resumen

  1. Que guai, rebé rememorar un taller tan interessant i necesari, per continuar reflexionant sobre com fer per no ser absorbides pel sistema

    M'agrada

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